Luego, un día de mucho calor cuando cumplí los años fue el hecho que marcó mi iniciación en la antigua senda. Estaba caminando por un campo muy alejado y de repente entré a un monte muy enmarañado. De repente no me di cuenta y caí a un pozo oscuro y profundo. Me golpeé la cabeza y perdí la conciencia. Fue una experiencia muy macabra que no puedo contar porque hice un pacto con los Dioses. Pero lo que sí puedo decir es que al salir resurgí como otra persona, completamente diferente.
Al llegar a casa me esperaba mi abuela (mis padres murieron cuando yo era muy pequeño) frente a la chimenea y con un libro muy viejo y grueso. Y ahí fue que me enseñó los antiguos conocimientos de la Wicca.
